Hemos realizado, en la Asociación Siglo XXI, la tercera excursión del curso 2022 – 2023, que nos ha llevado, en este frio mes de Febrero de 2023, a la tierra de los conquistadores, Extremadura, llegando a uno de los puntos más importantes de la cristiandad como es el Monasterio` de Guadalupe, para ver a su Virgen Morenita, que es la patrona de Hispano América y naturalmente de Extremadura y que ostenta el segundo lugar de peregrinación de nuestro país, detrás de Santiago de Compostela.
Nuestro autobús nos dejó frente al edificio del Ayuntamiento, para una vez bajando por la calle Gregorio López, recoger a nuestro guía, que nos iría explicando toda la historia de este bonito pueblo pequeño, que no llega a 2.000 habitantes, pero rico en Historia y hoy convertido en un gran foco de turismo nacional durante todo el año y ahora incrementado en el mes de Diciembre, que le llevaron a ganar el premio, que patrocina la firma italiana de pastelería Ferrero Rocher en el año 2017, de El Pueblo Más Bonito de España y según nos manifiesta nuestro guía, con una bonita iluminación navideña.
La historia comienza hace muchos años, cuando unos monjes que huyen de la incipiente invasión musulmana, allá por el principio del siglo VIII, entierran la imagen de una Virgen cerca del rio Guadalupe, que unos siglos después, a finales del siglo XIII o principios del siglo XIV, encuentra el pastor Gil Cordero, construyéndose una ermita, alrededor de la cual surge un pequeño pueblo. Es el principio de este lugar que se llama La Puebla de Guadalupe, y que universalmente se le conoce solamente con el nombre de Guadalupe. Y es en estos primeros años del siglo XIV, cuando se desarrolla la Batalla de El Salado, que libra el rey Alfonso XI de Castilla contra los benimerines, llegados del norte de África, a los que derrota tras encomendarse a la Virgen y en agradecimiento manda construir una Iglesia sobre la primitiva ermita, que es el primer paso para el inicio de él que sería el gran Monasterio, que se conoce en la actualidad, siete siglos más tarde.
Empezamos el recorrido urbano en la Plaza de Nª Sª Guadalupe, en cuyo centro hay una fuente, que tiene como base una gran pila de piedra, que en su tiempo fue pila bautismal del Monasterio, en la que se dice fueron bautizados dos indios que trajo el Almirante Cristóbal Colón en su primer viaje a América. Los primeros habitantes son judíos y viven en este barrio, que corresponde por tanto con la judería, en casas de fachada estrecha y gran fondo, con habitaciones en la parte superior de las mismas, dejando la parte inferior para sus negocios, con sus vigas de madera de castaño, sus soportales de madera y sus balconadas floreadas y tras bajar por la calle Sevilla, pasamos por uno de los arcos, que en su día servían como puerta de entrada a la ciudad, en este caso es el llamado Arco de Sevilla, hasta llegar a otra plaza que lleva el nombre de Plaza de los Tres Chorros, por la fuente que en el centro de la misma se halla, realizada por los monjes jerónimos, con tres salidas de agua que traen desde la montaña, y que en su día servían tanto para beber las personas de los tres caños de la parte superior, como los animales de la pileta de la parte inferior y el agua sobrante va a parar a los aljibes que riegan las muchas huertas que se encuentran en la parte posterior de las casas.
Y así, seguimos caminando por estas calles con casas con balconadas de madera, hasta llegar a otro arco que lleva el nombre de Arco de las Eras, y que como antes dijimos era otra de las puertas de entrada a la ciudad. Volvemos sobre nuestros pasos para llegar de nuevo a la Plaza y subir por la calle Marqués de la Romana y situarnos frente al antiguo Hospital de San Juan Bautista, también conocido como Hospital de Hombres y al Colegio de Infantes, hoy convertido junto con el edificio anterior en el Parador Nacional de Turismo. Los Hospitales tuvieron, en la época comprendida entre los siglos XIV a XVI, una gran importancia, debido a la llegada de peregrinos al Santuario que después se convertiría en Monasterio y en este Hospital estuvo estudiando el conocido medico inventor de la penicilina, el Dr. Fleming, y en el mismo se realizó la primera autopsia en la Historia de España en el año 1442, para lo que se necesitaba permiso del Papa de Roma. A continuación del Hospital se encuentra el Colegio de Infantes o de Gramática, un reconocido centro de enseñanza y cuya obra corresponde al arquitecto Antón Egas, que era hijo del escultor Egas Cueman, Frente a ellos se halla la antigua Iglesia de la Santísima Trinidad, una obra del siglo XVIII cuyo autor es Manuel de Larra Churriguera, y cuyo coste asumió el Duque de Veragua, D. Pedro Nuño Colón. En la invasión napoleónica de principios del siglo XIX, fue saqueada por las tropas francesas, llevándose su riquísimo retablo además de muchos objetos de arte. En la actualidad no se celebra culto religioso, sino que se dedica a albergue, auditorio y sala de actos.
Seguimos nuestro recorrido urbano, subiendo por sus empinadas calles hasta llegar al Centro de Salud y el nuevo Centro Cultural y contemplar desde el Mirador situado frente a estos dos edificios, una bonita vista del centro de la ciudad, Pasamos por la calle Gil Cordero, cuyo nombre homenajea el pastor que descubrió a la Virgen, y desde la calle Real contemplar otro de los arcos, el llamado Arco de san Pedro cercano a otro de los Hospitales, en este caso el Hospital de Mujeres, y por la calle Fray Eloy Uribe llegar hasta la parte posterior del Monasterio que se corresponde con la Hospedería, que en su interior tiene un precioso claustro, conocido con el nombre de Claustro de la Botica, un recinto de casi 900 metros cuadrados construido en estilo renacentista entre los años 1519 y 1533, obra también de Antón Egas y Alonso de Covarrubias, de tres plantas en cada una de las cuales los arcos son distintos y en el que últimamente es enriquecido, con la creación del arquitecto navarro Rafael Moneo, de un comedor realizado en el año 1994, que desgraciadamente no pudimos ver.
Tras este recorrido, se puso fin a la visita guiada por el casco antiguo del precioso pueblo, muy bien explicado por el excelente guía que nos acompañó durante el mismo, llegando la hora del almuerzo, tras el cual iniciaríamos la segunda parte de la excursión, que iba a suponer el descubrimiento del interior del Monasterio de Guadalupe, atendido por otro guía, del mismo monasterio, aunque antes de empezar con la visita guiada, pudimos contemplar el templo por nuestra cuenta.
El Monasterio de Guadalupe es una construcción del siglo XIV, que fue declarado por la Unesco en el año 1994 Patrimonio de la Humanidad, construido en varios estilos, gótico, mudéjar, renacentista, barroco y neoclásico. Los primeros habitantes son los monjes de la Orden de los Jerónimos, que están en el mismo hasta mitad del siglo XIX, en que con la desamortización de Mendizábal tiene que abandonar el recinto, y queda la Iglesia perteneciente a la Diócesis de Toledo, situación en la que aún sigue, siendo durante el reinado del Rey Alfonso XIII, cuando llegan los frailes franciscanos al recinto, que al día de hoy siguen dirigiendo
Sin duda lo más conocido del recinto es su portada y su gran escalinata por la que se acede al mismo, y en esta portada, que está flanqueada por dos grandes torres, se encuentran dos preciosas puertas ojivales, construidas a finales del siglo XIV por el artista Paolo de Colonia, realizadas en bronce y junto a ellas dos grandes ventanales. Nada más entrar al templo y en la parte derecha, se encuentra la Capilla de Santa Ana, en la que destaca un gran cuadro de Santa Ana, del siglo XVI del pintor cordobés Pablo de Céspedes. El templo en planta de cruz latina, consta de tres naves, la central más alta que las dos laterales, cubiertas con bóvedas de crucería y sobre el crucero se encuentra un cimborrio de forma octogonal. El retablo es realmente bello, realizado a principios del siglo XVII, naciendo en una predela que lleva diecisiete relieves, sobre la que se alzan tres calles, con la central más ancha que las laterales y tres cuerpos que se culminan con un crucificado debajo del cual se encuentra San Jerónimo. Sobresale en el conjunto el Sagrario, que es un bargueño que perteneció al Rey Felipe II y que este donó al Monasterio. Los laterales del retablo muestran pinturas del florentino Vicente Carducho en el lado izquierdo, en las que se representan La Anunciación, El Nacimiento de Jesús y La Adoración de los Reyes Magos, y en el otro lado las pinturas corresponden al madrileño Eugenio Cajés y muestran la Resurrección, la Ascensión y Pentecostés. El presbiterio se cierra con una gran reja de hierro, que es un trabajo de los frailes Francisco de Salamanca y Juan de Ávila, que la realizaron entre los años 1510 y 1514, siendo restaurada a finales del pasado siglo XX. El coro se sitúa en un piso alto, a los pies del templo y posee una sillería del siglo XVII realizada en madera de nogal. Muy bonito y muy bien cuidado está el templo,
Y ya, tras la visita particular, pasamos a la visita guiada que se hace por el interior del Monasterio, empezando por el Claustro, que se construye entre los años 1389 y 1405, en planta rectangular con una superficie aproximada de 1.600 metros cuadrados, con dos plantas de arquerías distintas, apuntados en planta superior y de herradura en la inferior, siendo los de arriba en número doble que los de abajo, adornándose el centro del mismo con un precioso templete en estilo mudéjar que está abierto por los cuatro lados y coronado por una bóveda gallonada. En los muros del mismo se disponen varios cuadros de grandes dimensiones, que hacen referencia a los milagros realizados por la Virgen de Guadalupe y por eso este claustro también se le conoce con el sobrenombre del Claustro de los Milagros. Estas obras pictóricas fueron realizadas por el monje fray Juan de Santa María, a mediados del siglo XVII.
Pasamos a continuación a una de las Salas más bonitas del complejo, que es la llamada Sala o Museo de los Ornamentos, que se sitúa en el antiguo refectorio, situando en la entrada un magnífico frontal, que se realizó en el siglo XV y en el siglo XVII se le añadieron piedras preciosas, creando así un elemento de una belleza extraordinaria. En el interior se presenta una gran colección de ornamentos sagrados, todos ellos realizados por los Frailes Jerónimos entre los siglos XIV al XVII y que comprenden, entre otros, casullas de distintos colores o capas pluviales algunas de las cuales tiene un peso de 20 a 30 kilos y otras piezas como báculos y mitras.
El siguiente recinto corresponde con la Biblioteca, donde se encuentran libros de los siglos XVI al XVIII, libros miniados en número de 107 de los que 97 son dedicados a canticos y cuyo peso va de los 50 a 80 kilogramos. La Biblioteca se encuentra en una gran sala, que conserva el piso original de barro cocido y un precioso techo de madera, situándose a la entrada del mismo el facistol, un gran atril alrededor del cual pueden leer hasta 80 monjes.
Y después de esta gran sala de lectura, pasamos al Museo de las Bellas Artes, que fue anteriormente la ropería del Monasterio y donde se exponen piezas de pintura y escultura de indudable valor, de autores tan conocidos como El Greco, Zurbarán o Goya, en el tema de la pintura y de Egas Cueman, escultor nacido en Bruselas, en el de escultura, contando incluso con una pieza atribuida a Miguel Ángel. Entre las muchas piezas expuestas, destacan un Cristo Yacente, del siglo XV y autor anónimo, realizado en madera policromada realmente bello, así como un Cristo de marfil sobre una cruz de ébano del siglo XVII y también de autor anónimo, una escultura del Apóstol Santiago a caballo del siglo XVIII muy bonito, pinturas de San Andrés, San Pedro y la Coronación de la Virgen de El Greco, pinturas en tamaño pequeño del célebre pintor de monjes, Zurbarán, como antes dijimos. Una gran sala que conserva el artesonado del techo original del siglo XV.
Seguimos nuestro recorrido y llegamos al punto más espectacular de todo el recorrido, la Sacristía, que como definió el Papa San Juan Pablo II, que visito este lugar el día 4 de Noviembre de 1982, es una pequeña Capilla Sixtina. Pero antes de entrar en ella se pasa por la antesacristía, una pequeña sala que contiene tres cuadros del pintor Juan Carreño de Miranda en los que se ve al Rey Carlos II, a su mujer María Luisa de Orleans y al Cardenal Saba Milini, y otro cuadro más que representa el martirio de San Lorenzo, cuyo autor es Luis Tristán. Y tras este entrante, ahora ya estamos en la Sacristía, que es un recinto rectangular con bóveda de cañón, en la que se muestran tanto en los muros como en el techo pinturas y decoraciones dignas de ver, casi todas son de Francisco de Zurbarán en las que se muestran la vida de San Jerónimo y en el fondo de la misma se cuelga un fanal, un gran farol, que es un regalo de Don Juan de Austria, que capturo a los turcos en la célebre batalla de Lepanto. Es un espectacular recinto, en el que te quedarías más tiempo contemplando su belleza.
Ya terminando este recorrido, pasamos por otra sala grande, donde se encuentran diversas vitrinas con objetos donados por personas, como un capote de paseo y una montera del matador de toros Juan Bienvenida, así como un trono de la Virgen, que procesiona el día 8 de Septiembre, solo por el claustro, sin salir a la calle, y desde la cual se accede a la Sala de Relicarios, que tiene en sus vitrinas diversos mantos y coronas de la Virgen, mostrando en una de ellas, la que se corono como Patrona de la Hispanidad. Debajo de la misma se encuentra un precioso arcón que se utiliza en el Jueves Santo como Sagrario.
Aquí acaba la visita guiada y como último punto nos acercamos a ver el Camarín de la Virgen, tras subir por una gran escalera, jalonada de pinturas a ambos lados de la misma, en el que un fraile franciscano nos explica el contenido de la sala, antes de contemplar la imagen de la Virgen Morenita. El recinto es un espacio en forma de octógono en el que se muestran pinturas de la Madre de Dios, realizadas por el pintor napolitano Luca Giordano en el siglo XVII, que le encargó el Rey Carlos II. Son episodios de su vida, desde su Nacimiento, la Presentación. Los Desposorios, la Anunciación, que es el cuadro más importante, la Visitación a su prima Santa Isabel, la Huida de la Familia a Egipto, la Vida en el hogar de Nazaret, y la Asunción a los Cielos, todo ello representa una catequesis. Muy bonito este recinto, como todo lo que nos han mostrado en este día, que ha merecido la pena el viaje.
Tras las pertinentes compras, tanto en la tienda del Monasterio, como en las tiendas que circundan su Plaza, emprendimos el regreso hasta nuestro pueblo de Alcorcón, esperando la próxima salida.