Ciclo de Conferencias de la Asociación Cultural Alcorcon Siglo XXI
Premios de Novela Alcorcón Siglo XXI
II Certamen de Pintura Alcorcón Siglo XXI
III Certamen de Pintura Alcorcón Siglo XXI
I Certamen de Pintura Alcorcón Siglo XXI
Conferencia de Ely del Valle en Siglo XXI
Conferencia en Siglo XXI de D. David Pérez García
Conferencia: los excesos de comida en las fiestas navideñas

           El título de este artículo no viene dado porque entremos en el mes de los Difuntos o por Halloween; pues viene determinado porque cuando todo da a entender que los móviles y las tabletas, a través de Internet, están suplantando las comunicaciones del papel escrito, con sus publicaciones tradicionales. Incluso hasta las Instituciones públicas y las grandes empresas, principalmente, están propiciando ese fenómeno de una manera casi habitual, en aras de salvar el planeta, favoreciendo el freno del deterioro atmosférico. Tratando de que las nuevas tecnologías sean las principales fuentes de información para las próximas generaciones.   

 

       No obstante esto, no cesan de surgir noticias  y comentarios, en los pocos periódicos y revistas que todavía se están publicando, referidos a situaciones noticiables e, incluso, a personajes más o menos históricos y más o menos populares. Con el fin de que la antigua costumbre siga con su atávica difusión. Pues de lo contrario, caerían en el olvido referencias que han venido construyendo, mal que bien, el modelo actual de la sociedad. 

          Una de esas referencias, concretamente, es la de un personaje histórico: Robespierre, que a causa de las nuevas tecnologías, me parece a mí, o por los cambios tan desacertados como continuos de los Planes de Enseñanza de los últimos años, es una figura de renombre, triste renombre, desde luego, que ignoran la mayoría de nuestros estudiantes, incluso los universitarios. Mayormente volcados en unas instrucciones que les valgan para situarse en una posición social de garantías estables; sin preocuparse, por otra parte, de datos culturales de otras materias; de ésas que hacen posible que el conocimiento humano sea cada vez más propicio para entenderlo todo.         

          A veces rehabilitando fantasmas, como es el caso de Robespierre. Pues se está dando el caso, y no sólo entre los intelectuales franceses -Le Monde Littéraire, pongo como ejemplo-, que se cita con cierta frecuencia esta figura controvertida, como si se pretendiera relanzar tal personalidad de complicado proceder político, inspirado sobre todo y principalmente por J. J. Rousseau. Robespierre fue un ferviente y ardoroso adversario de los aristócratas; hasta tal punto que en poco tiempo llegó a ser dueño de Francia e implantar allí -pues él mismo sentía miedo de la Revolución- el Gran Terror o el Estado del Miedo. 

       Maximilien, que este era su nombre de pila, nació en Arras en 1758 y en la Asamblea Constituyente que se formó en París para acabar con la Monarquía absoluta fue incluso reconocido como raro político incorruptible al ingresar en el Comité de Salud Pública, siendo ya todopoderoso por ir imponiéndose pasito a pasito a los constituyentes de otras tendencias dominantes, como los jacobinos y girondinos; los cuales le acusaban de aspirar a una dictadura. 

        Sus rasgos de influyente y de prepotente, ya en plena Revolución, como único jefe del Gobierno de la nación, ocasionaron que Luis XVI y María Antonieta, así como miles de miembros de la nobleza y del clero no pudieran salir del país y fueran guillotinados sin piedad alguna, y con el apoyo de gran parte del pueblo; la gran parte de personas que vivía hambrienta; pues el Estado no disponía de recursos, debido, principalmente, a  que los cientos de nobles y decenas de clérigos estaban exentos de pagar  impuestos por sus enormes fortunas. 

         Pero a pesar de esta revolucionaria personalidad de Robespierre, las tendencias literarias de este momento social de Europa, que también vive sus controversias sociales y culturales; ese francés recrea algunos espacios literarios por parte de un sector de la pluma, que apartándose de la vorágine de las nuevas tecnologías, que busca y rebusca ideas y conceptos de personajes afamados y de dudosa reputación para promover lecturas en soporte de papel y que no se pierdan del todo las costumbres de antes de la irrupción virtual de Internet en nuestro mundo de los startup y de los escaneos de códigos QR; como estamos comprobando que está sucediendo sin parar y por sistema.

         Pero los escribidores tendrían que acercarnos en sus papeles otras historias, otros valores y otros personajes muy diferentes para concienciar a las nuevas generaciones acerca de unas relaciones sociales más normalitas. Pues Robespierre tuvo su momento álgido, eso es verdad, arropado por convulsiones humanas y sociales. Ya que fue representante de París en la Convención General, y con inmensa popularidad, repito; llegando a derrotar con tremendismo a otros grupos de dicha Convención, como los herbertistas y dantonistas una vez alcanzada la jefatura del Gobierno revolucionario representando a los ciudadanos en los Estados Generales en 1789. De poco le valió todo ello, ya que él mismo fue guillotinado, también sin piedad alguna, en 1794  con 120 de sus propios partidarios.