Enrique Fernández Melero
Conocí a don Antonio del Arco Martinez por la charla que nos ofreció hace tiempo sobre las “Coplas a la muerte de su padre” de Jorge Manrique. Aquel día tuve una fuerte impresión. Me parecía que el tiempo hubiese saltado hacia atrás, mucho, muchísimo y me vi a mí mismo con doce o trece años en el aula del colegio Isabel la Católica, frente a don Tomás, nuestro profesor de Literatura y Lengua Española que nos enseñaba la rima del endecasílabo, precisamente sobre aquella obra.
¡Hasta el movimiento de los dedos en la mesa, desmenuzando el verso en sílabas para que se pudiese apreciar el ritmo de la composición, era igual al de aquel profesor mío al que recuerdo con menos años de los que tengo actualmente!
Resultó inevitable que el respeto que siento por aquel maestro se traspasase a don Antonio, por el trabajo que realiza y la enseñanza que ofrece, en la Asociacion Siglo XXI de Alcorcón.
Mas tarde esa impresión primera, no hizo otra cosa que afirmarse durante sus charlas sobre el barroco español en los siglos XVI y XVII. Hemos disfrutado las explicaciones sobre la vida apasionante de Quevedo y de Góngora, esos gigantes de la literatura y aprendido las diferencias entre el conceptismo de aquel y el culteranismo de éste, cómo se valen en la composición de los contrastes violentos, su apoyo en la Mitologia, la forma en que oscurecen la obra hasta que casi en el último verso llegamos a conocer aquello a lo que se están refiriendo… ¡Magnífico!
Y precisamente ayer tuve otro gran recuerdo cuando nos explicaba a Lope de Vega y la composición “Un soneto me manda hacer Violante”, lectura obligada de aquellos bachilleres y de aquellos lejanos tiempos… Don Antonio, lo hizo magistralmente, explicando la magia que se puede hacer con dos cuartetos y dos tercetos, catorce versos en los que todo cabe, todo se explica y todo se expresa.
Y recitó ejemplos excelentes de sonetos llenos de misticismo:
¿Qué tengo yo que mi amistad procuras?
¿Qué interés se te sigue, Jesús mío,
que a mi puerta cubierto de rocío
pasas las noches del invierno escuras?
del amor entre hombre y mujer:
Es la mujer del hombre lo más bueno,
y locura decir que lo más malo,
su vida suele ser y su regalo,
su muerte suele ser y su veneno.
de la igualdad ante el principio y fin de la vida:
Hombre mortal mis padres me engendraron,
aire común y luz de los cielos dieron,
y mi primera voz lágrimas fueron,
que así los reyes en el mundo entraron.
Nos deja satisfechos y con ganas de volver a escucharlo.