Como continuación de la 1ª y 2ª parte que ya ha sido publicada y que podrán encontrar en el apartado de “Cultural”. Les ofrecemos esta 3ª y última parte de este docente y clarificar artículo escrito por:
H. Díaz-Marta (Ing. Eléctrico)
Como hemos visto, anteriormente todo se realiza de forma sorprendente y con la máxima eficacia. No cabe la menor duda, que en ello interviene una vez más la ingeniería.
No puede haber prácticamente pérdida alguna. Si se perdiera o se derrochara la potencia que se va a emplear para el abastecimiento de energía de varias ciudades, como es el caso que nos ocupa, aunque esta pérdida aparentemente fuera mínima, del orden de un 1 ó un 2%, por tratarse de una gran potencia, la energía perdida sería muy considerable y muy costosa y no podríamos permitirnos este hecho.
Lógicamente, siempre hay pérdidas que no se pueden evitar y que se manifiestan en forma de calor; pero la intervención de la ingeniería una vez más acomete este problema, mediante la incorporación de bombas de refrigeración que permiten circular un liquido refrigerante, generalmente aceite, a través del radiador de la máquina, evitando con ello que el transformador se caliente demasiado.
Como podemos observar, siempre entra en juego la labor de la ingeniería.
En la presa y en entorno exterior, en lo que se denomina vulgarmente “parque intemperie”, existe una especie de red mallada de conductores, que saliendo del transformador de potencia desembocan en un “pórtico de reparto” y permite una primera distribución de esta red en múltiples líneas de transmisión, formadas esencialmente por varillas de cobre desnudo de cierto espesor, que recorrerán cientos de kilómetros en todas las direcciones posibles y cuya misión es transportar a múltiples ciudades, la potencia extraída y generada de ese gran río.
Esas varillas, que discurren a través de apoyos metálicos en su trazado y que denominamos líneas aéreas, se dividen a lo largo de su recorrido en más y más varillas (más y más líneas), más y más transformadores y más y más división,....... hasta que se consigue que el río, ese gran río Duero, esté totalmente diseminado y distribuido como si fuera un halo invisible e imaginario por, prácticamente, una gran parte de la geografía española; por las distintas ciudades que abastece, moviendo motores, produciendo luz y calor y haciendo funcionar toda clase de maquinaria eléctrica.
¡Se ha producido el milagro!
En definitiva, todo ello proviene del agua del río, que está a centenares de kilómetros de distancia y de una maquinaria dispuesta de una forma especial y realizada con elementos metálicos generalmente de hierro y cobre.
Con ello, somos capaces de hacer funcionar grandes motores, para su utilización en grandes empresas industriales y fabriles o bien, pequeños y minúsculos motores, como podría ser el caso de un torno de dentista, hasta conseguir una distribución de energía suficientemente atomizada y capaz de atender , como es la realidad, a infinidad de usuarios.
En definitiva, millones de ruedas: grandes y pequeñas, están girando en respuesta a la rotación de las grandes ruedas de la Presa de Aldeadávila. Si paramos esas ruedas grandes, se pararían todas las demás y nos quedaríamos sin luz y sin funcionamiento alguno de toda actividad industrial. Realmente eso nos demuestra que todo está conectado y bien conectado, es decir, todo está atado y bien atado, conforme a ese proceso de ingeniería que lo ha permitido.
Y más aún, los mismos fenómenos que se suceden a gran escala, cuando tomamos la tremenda potencia del río y la diseminamos por todas las ciudades que atiende, ocurriría comparativamente un fenómeno similar a éste, si empleáramos un pequeño caudal del río y nos permitiera hacer funcionar el torno del dentista o bien, construir instrumentos mínimos o extremadamente delicados para conseguir la transmisión de voz, música e imágenes, funcionamiento de ordenadores, etc.
Conclusiones: · Al final llegamos a la conclusión que todo ello es posible gracias a las disposiciones cuidadosamente establecidas de los dos materiales principales que entran en juego: el hierro y el cobre y en esa acción de giro y rotación continua de una máquina con un diseño muy riguroso, adoptando extrañas formas y que en definitiva, tiene el mismo propósito que la silueta o configuración de la curva de la propia presa: la máxima eficacia en el aprovechamiento de este fenómeno de inducción considerado por Faraday. · Si en el futuro, pensemos en miles de años o más, que son muchos para el ser humano; pero muy pocos para el devenir de la humanidad, un arqueólogo descubriese la presa en su emplazamiento y entorno y la maquinaria que pudiera existir, podríamos conjeturar que admiraría posiblemente la belleza de su dibujo, de su forma, del trazado de sus curvas y la abrupta naturaleza del propio entorno; pero también los científicos que provengan de grandes y futuras civilizaciones posiblemente examinarían, si es que quedaban restos, los alternadores y los transformadores dispuestos y la maquinaria propia de la central y con un reconocimiento expreso de cada pieza de hierro observada, verían su disposición y su forma especial, adecuada al funcionamiento de la propia maquinaria, valorando entre otros el diseño adaptado a este fin y no sólo eso, sino también, podrían meditar sobre la importancia del ensamblaje de cada pieza de cobre y las posibilidades de este material en todo este proceso.
Este es el poder de la ingeniería y el diseño y su aportación a la tecnología eléctrica aplicada.
- En el generador (alternador), se ha creado algo que no existía en ninguna otra parte de la naturaleza: ese fenómeno de inducción que genera esa fem y la creación de una corriente eléctrica.
- Es verdad que hay fuerzas de inducción en otros lugares, en ciertos puntos del Universo, alrededor del sol y de las estrellas.
- Quizás, también (aunque no es seguro), el campo magnético de la tierra esté mantenido por un efecto parecido a un generador eléctrico, que funcione sobre la base de corrientes circulando por el interior de la tierra; pero la realidad es, que en ninguna parte se habían juntado piezas metálicas con partes móviles, que permitan crear potencia eléctrica como se hace en el generador de energía, con la eficacia y precisión que se requiere en cada momento.
- Se puede pensar que en la actualidad, el diseñar generadores eléctricos ya no es un tema interesante, de primera línea, que se trata de un tema prácticamente pasado, fuera de lugar; porque están todos prácticamente diseñados. Se pueden sacar de un estante un sinfín de generadores y motores eléctricos perfectos; pero aún cuando esto fuera cierto, que no lo es en la actualidad, lo que si podemos admirar plenamente es el logro maravilloso de un problema resuelto por la intervención de la ingeniería, una intervención que raya casi en la perfección.
- Eso no quiere decir que no continúen los problemas y que queden muchos sin resolverse. Hasta los generadores y los transformadores que parecen perfectos, están en continua evolución y ello implica el retorno de nuevos problemas que hay que considerar.
- Es probable que en un futuro próximo, la utilización y la posible ventaja que podamos obtener de los superconductores y su funcionamiento a bajas temperaturas, tengan aplicación en la distribución de la energía eléctrica y ello, creará problemas radicalmente distintos a los actuales, obligándonos a crear diseños nuevos y diferentes para conseguir una óptima distribución de la energía. Posiblemente, casi con seguridad, podamos decir, sin equivocarnos, que las redes de potencia, en un futuro más o menos lejano, no se parecerán en nada a las actuales.
- Se puede ver que hay un número indeterminado e interminable de aplicaciones y problemas que se podrían incluir al estudiar las leyes de inducción.
El estudio del diseño de máquinas eléctricas es, en si mismo, un trabajo para toda una vida. Desconozco si podemos ir muy lejos en esa dirección; pero debemos ser conscientes y consecuentes de que al descubrir Faraday la ley de inducción, había conectado repentinamente toda la teoría de circuitos, con un desarrollo práctico enorme, casi inabarcable. No obstante, tenemos que dejar ese tema a los ingenieros y a los científicos que estén interesados en resolver todos los detalles de aplicaciones particulares y concretas, no sólo en si mismas sino también, en su utilidad y funcionamiento.
La física provee únicamente la base de partida, los principios básicos que sirven para lo que sea. Todavía no hemos completado la base de todo este descubrimiento, porque aún tendríamos que considerar en detalle las propiedades del hierro y del cobre y lógicamente, no sólo la química nos permite abordar y reconocer estos dos elementos, sino que la física también tendría que decir algo sobre ellos.
No cabe la menor duda y así nos manifestamos en este ensayo, la tecnología eléctrica moderna comenzó con los descubrimientos de Faraday.
Aquel bebé, inútil que acababa de nacer, se convirtió pronto en un niño prodigio y prodigioso, que cambió la faz de la tierra de tal manera, que su orgulloso padre nunca podía haberlo imaginado.
Febrero 2010