Ciclo de Conferencias de la Asociación Cultural Alcorcon Siglo XXI
Premios de Novela Alcorcón Siglo XXI
II Certamen de Pintura Alcorcón Siglo XXI
III Certamen de Pintura Alcorcón Siglo XXI
I Certamen de Pintura Alcorcón Siglo XXI
Conferencia de Ely del Valle en Siglo XXI
Conferencia en Siglo XXI de D. David Pérez García
Conferencia: los excesos de comida en las fiestas navideñas

Lara de Tucci

La verdad es que tras los resultados de las elecciones del 20-D, las conjeturas  de unos nuevos comicios empezaron a posicionarse en los ambientes políticos y, no obstante ser fechas muy señaladas del calendario y poco propicias para ello, también en los ambientes navideños que los votantes iban preparando para vivir esos  días con las tradiciones que nuestra cultura occidental nos propone. Tales conjeturas van cogiendo cada día que pasa más visos de convertirse en realidad a medida que el año 2016 consume las primeras fechas de su curso. Fechas que, tras las uvas y las doce campanadas, los candidatos a la Moncloa y los partidos políticos que representan han  tomado como etapas ineludibles para llegar a la meta que colmaría las apetencias del grupo que saliera triunfante en el resultado que arrojaran de nuevo las urnas; que, en las pasadas elecciones, fue de veleidoso alcance.

Son muchos los observadores políticos que, en tertulias y en los diferentes medios de comunicación, señalan al PSOE y a su líder, Pedro Sánchez, como principales culpables de que unas nuevas elecciones tengan que celebrarse para que España se haga con un Gobierno estable que nos represente a todos aunque, en última instancia, sea con los indispensables apoyos de otra fuerza política distinta a la suya si es que el nuevo ganador no consigue la mayoría absoluta. Infortunios o, si se quiere, meteduras de pata de los socialistas, y no sólo de Pedro Sánchez, que vienen de lejos; pero que, principalmente, alcanzaron su más alto nivel en las elecciones autonómicas y municipales del mes de mayo. “Aupar a Podemos a los ayuntamientos ha tenido un efecto pernicioso para el PSOE”, ha expresado el presidente de la Junta de Extremadura, Fernández Vara. Y considérese, por ejemplo, el inusitado despropósito de Carmona; que tuvo en sus manos ser alcalde de Madrid y que, por desestimar el apoyo del PP de Esperanza Aguirre por miedo a los sectores más radicales del partido o por no sentirse personalmente capacitado para sustituir a Ana Botella en la Alcaldía de la capital, mandó al garete de una formación emergente -desencanto mayúsculo de la mayoría de sus votantes- todas las papeletas de quienes pusieron su confianza en el PSOE.


Sin embargo, a pesar de esas conjeturas que refiero, todavía hay cierta voluntad en las diferentes formaciones políticas para que se consigan pactos, cediendo todas un poco en las posiciones antagónicas que las difieren, para evitar tales votaciones; pues repetirlas, ocasionarían un gasto de más de 155 millones de euros, y darían lugar a algo todavía peor: un desgaste aun mayor en la credibilidad de los partidos políticos; algunos de los cuales -y no es preciso señalar a ninguno- más empeñados en posicionarse con ventaja en las instituciones públicas que trabajar con entusiasmo por esta España nuestra. País que no sólo afrontaría el pago de esa suma de millones aludida, sino que, incluso, se vería afectado en su economía por el mal ejemplo de servicio común de los políticos, que desconciertan con ello a los inversores de dentro y de fuera. Lo cual tampoco sería muy beneficioso que digamos para la UE, pues la economía presupuestaria comunitaria se resentiría de alguna manera en este año 2016, cuando las previsiones de crecimiento, en el conjunto de los países que la integran, no son nada halagüeñas que digamos.

Cuando la lógica de un Gobierno español en minoría -eso sería ahora lo más prudente en mi opinión para España- se diluye con estupor en la opinión pública porque los partidos políticos no se entienden por mutuas desavenencias e intereses encontrados que nada tienen que ver con los propios intereses de la Nación. Cuando esa lógica, digo, se pisotea por ciertas sinrazones políticas en curso, es bueno y oportuno indagar con exploración psicológica en las posiciones que toma el electorado, y más si al electorado han llegado, como así ha sido, esos desproporcionados escándalos en cadena de los corruptos. Refiero que es preciso explorar al electorado porque, no obstante estar escandalizado por las corrupciones, bien podría mostrar alguna cordura a la hora de votar, cuando ya llevamos cuarenta años de democracia, y no dejarse manipular por esas veleidades que le transmiten cada  dos por tres en mítines y en asambleas; veleidades que no tienen nada de argumentos constructivos y sí frenos y entorpecimientos para que España no prospere en la medida que lo desean quienes apuestan con entusiasmo por situarnos, con las mínimas divisiones internas posibles, en lo más alto del ranking internacional.