Parece que el panorama político catalán se está despejando. Estamos asistiendo a una serie de traiciones encadenadas por los egoísmos personales de los dos partidos independentistas con el objetivo de hacerse con el poder y ser los adalides de la lucha por la independencia catalana. El fugado Puigdemont está siendo ninguneado por el flamante Presidente del Parlamento Roger Torrent, quien, escudándose en la falta de garantías jurídicas, no convoca el debate de investidura con el consiguiente peligro de que el Presidente Rajoy pida autorización al Senado para poder disolver el Parlamento y convocar unas nuevas elecciones, poniendo en riesgo el que los partidos constitucionalistas sigan creciendo en votos y se hagan con el Gobierno de la Generalitat.
El todopoderoso y flamante ex president para consolarse se ha alquilado una pequeña casita de campo de apenas 550 m2 cerca de Bruselas, al módico precio de 4.400€ al mes, un alquiler al alcance de cualquier bolsillo. De pena, de verdad, de pena.
A todo ésto los empresarios siguen marchándose de Cataluña, ya van más de 3.000 las empresas que han trasladado su sede fiscal y social a diferentes puntos de España. Actualmente solamente están cambiando el domicilio social, pero llegará un momento en el que empiecen a trasladar también su producción y entonces, lógicamente, crecerá el desempleo y la inestabilidad social, con el consiguiente problema para muchas familias que en un porcentaje muy alto son descendientes de los miles de trabajadores que abandonaron sus casas y sus raíces, sobre todo de Andalucía y Extremadura, para afincarse en Cataluña y colaborar en el crecimiento social y económico que tuvo esa parte del territorio español.
Igualmente no podemos olvidarnos de los representantes elegidos democráticamente que están en libertad condicional, otros más pendientes de toma de declaración por el Tribunal Supremo, todos ellos con un futuro incierto puesto que con que se inicie el juicio oral pueden ser condenados a penas de cárcel, por lo que en caso de no celebrase nuevas elecciones correrían las listas y nos encontraríamos con unos nuevos representantes políticos. Mi opinión es que sería positiva la celebración de unas nuevas elecciones.
Y mientras, ¿qué hacen los partidos constitucionalistas? Pues nada, absolutamente nada. El PP, por falta de apoyos (4 diputados), guarda silencio; el PSC, con 17 diputados, también guardan un respetuoso silencio esperando que el partido Ciudadanos, que tiene 36 diputados y ha ganado las elecciones, de un paso al frente, pero es más cómodo quedarse escondido argumentando que no tiene diputados suficientes para optar a tomar las riendas de la Comunidad. Es más tranquilo y menos costoso dedicarse a incordiar a Rajoy y vender la moto de que Rivera será el próximo presidente del Gobierno de España, cosa muy difícil si revisamos los últimos comicios generales, en los que podremos comprobar como en Cataluña sacaron muchos diputados y en otras comunidades ni se estrenaron. Que dejen de incordiar en los Ayuntamientos, en el Gobierno Regional de Madrid y, sobre todo, al Gobierno Central de Mariano Rajoy, que ayuden al crecimiento económico y social en lugar de subirse al carro y hacer de peso muerto intentado frenar las políticas creativas del gobierno del Partido Popular.
Al rebufo de todas estas disparatadas circunstancias, ha empezado a circular en prensa y en las redes sociales una utópica Comunidad Autónoma denominada TABARNIA, de la que ya hemos conocido a su flamante “presidente” y parte de sus creadores. En política no hay nada escrito, pero resulta cuando menos “chistoso”, aunque lo que no podemos negarle es que han sido oportunos en su lanzamiento, consiguiendo por lo menos ayudar a frenar el crecimiento separatista. Si es para bien, bienvenida sea Tabarnia.
Para terminar, y pensando en la cantidad de salvadores de la patria que nos rodean, se me ocurre reseñar un pensamiento del poeta griego Sófocles “Al hombre perverso se le conoce en un sólo día; para conocer al hombre justo hace falta más tiempo”.