Miguel Rivilla San Martín
La unidad de un pueblo, de un país, de una nación, de una familia.., es uno de los bienes más admirables y apetecibles. Parece ser que la idiosincrasia del pueblo español tiende no tanto a la unidad, como a la disgregación y al individualismo. Resulta paradójico que el pueblo español, que en los últimos años ha experimentado, de hecho, toda suerte de divisiones, enfrentamientos y diversidad de criterios ideológicos, morales y fácticos en cosas transcendentes, ahora, de la noche a la mañana, aparezca aglutinado y unido en un tema- sin restarle importancia, pero accidental - como es el fútbol.
Ahí tenemos a tipos destacados- “la créeme de la intelectualité”, la política, las artes, los negocios, de los diversos estamentos de la vida nacional, eufóricos y felices, arropados todos con camisolas, banderolas, bufandas de la selección de futbol, bautizada como “La Roja”.
Piensen que si esto es solo el inicio..; la locura y el delirio que podrá llegar a ser si la selección gana el mundial. Aquí no va haber más tema de interés que el fútbol. Atrás quedará todo. Lo que no logró la política, la religión, la crisis, la economía, los ideales y alianzas, los muertos y la Historia, lo va a lograr un pueblo extrovertido pegado a los medios audiovisuales, que nos darán la gran lección, que nada se puede comparar al fútbol. Así se cumplirá, una vez más, lo de “Españoles unidos, jamás serán vencidos.”
Muchos creen que tener talento es una suerte; nadie que la suerte pueda ser cuestión de tener talento.
Jacinto Benavente