Pablo Villalba
Todavía resuenan los cantos y danzas, oraciones y alabanzas, las felicitaciones y los gozos de los hombres y mujeres de Sudáfrica, por un Hombre con mayúsculas que ha dejado este mundo después de desarrollar un gran esfuerzo para que la humanidad viviera en paz y concordia, en perdón y convivencia.
Madiba Nelson Mandela nos ha dejado un mensaje universal de cómo ejercer la política para los políticos, la humanidad para los humanos, el perdón para los rencorosos, la misericordia para los cobardes, la paz para los belicosos. Él al que no le faltaban motivos para la rebelión, se mantuvo siempre prudente, aunque fuerte en su lucha y siendo él mismo, pero sabiendo que ésa era la manera de llevar a los hombres y mujeres de su pueblo sudafricano a la libertad.
Tuvo que luchar contra las fuerzas políticas de la opresión que los blancos ejercían sobre los negros, pero lo hizo pensando siempre en que algún día su lucha tendría buen fin, sin venganzas, sin odios; siempre con la verdad y la paz como estandarte de su proceder.
Mandela, encarcelado por ser firme en sus creencias y en lo que convenía a sus hermanos negros sudafricanos, ha conseguido algo inaudito entre los políticos del mundo y sobre todo de los líderes de las naciones africanas: la libertad y la paz en su pueblo sin claudicación y sin violencia. Así llegó a buen entendimiento con Frederick de Klerk, su predecesor, último dirigente del appartheid, a una transición pacífica para un país que se asomaba a la guerra civil y a la desintegración.
Sus exequias han sido impresionantes. Hasta 91 líderes mundiales han acudido a ofrecer los últimos respetos a este hombre alabado por todo el mundo. Todos han expresado, con frases laudatorias, el cariño y agradecimiento a Mandela por lo acertado de su labor para conseguir la independencia y libertad de los negros de su querido país, ¡Cómo quisiéramos que esas sus palabras se pudieran aplicar a todos los jefes cuando fallezcan, porque fueron auténticos líderes!.
Compensa esta actitud de Mandela cuando se contempla el mapa de los líderes que han pasado por los gobiernos de las distintas naciones africanas: No vamos a mencionar los que han sido o son de efectos fatales y bochornosos para sus pueblos. Quiero recordar a quienes han sabido dirigir a su pueblo en paz y desarrollo.
Recuerdo cuando yo estuve en Zambia, al presidente Keneth Kaunda, un hombre humanitario y sincero; a Julius Nyerere que en Tanzania desarrollaba con interés el socialismo entre los hombres campesinos; al que fue presidente de Senegal, Lépold Sédar Senhor y algunos pocos más que han trabajado con dignidad por sus gentes.
A esos personajes hay que sumar a los sudafricanos Mandela y el arzobispo anglicano Desmon Tutu otro gran africano en la lucha contra el appartheid, que dijo aquello de que cuando llegaron los blancos traían la Biblia y nosotros teníamos las tierras; ahora ellos tienen las tierras y nosotros la Biblia. No hay duda que los dos formaron un tandem para conseguir la libertad del pueblo. Hablar de paz en el Sudáfrica de aquellos años traía consigo la represión del gobierno.
Por eso Mandela tuvo que "purgar su rebeldía" contra el gobierno con la cárcel. Pero aún así siguió alentando a los suyos a favor de la reconciliación. Siguió hablando de paz en una nación que a lo largo de la historia había sido un territorio de pólvora y de sangre: con los primeros colones holandeses, con la exterminación de los hotentotes. Después llegó la llamada guerra de las fronteras, cuando los boers exterminaron miles de negros sudafricanos de la raza xhosa... Más tarde con la dominación inglesa. Así hasta casi nuestros días.
Termino esta reseña citando las palabras de Obama en el homenaje mundial que se rindió a Mandela en la gran estadio de Soccer City: "Mandela fue un gigante de la historia. El último libertador del siglo".