EL MIRADOR
Los críticos avanzan posiciones en esta guerra sin cuartel por la conquista de un partido que, como reconoce su propio líder, lo tiene muy difícil para levantar cabeza
Antonio Martín Beaumont - El Semanal Digital - 9 de junio 2013
Con cara de acelga se quedó Alfredo Pérez Rubalcaba con el nombramiento de Juan Antonio Xiol como miembro del Tribunal Constitucional, más que por el nombramiento por cómo se cocinó "discretamente" ese guiso entre Mariano Rajoy, Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero sin permitir casi al actual secretario general del PSOE actuar ni de pinche. Cómo será la cosa que el viernes al otrora perejil de todas las salsas se le oyó justificarse en privado diciendo que no puede estar en todo... Claro.
La marginación sufrida por el líder de los socialistas en un asunto de tal calado político es el último botón de muestra de que Rubalcaba está más que amortizado, sentenciado por los suyos a una guillotina política a la que sólo falta ponerle fecha. Y eso, señalan fuentes socialistas, seguramente ocurrirá en el Comité Federal que el PSOE celebrará el 20 de julio, en el que el partido podría escribir la primera página del postrubalcabismo si fija calendario para las primarias.
A medida que se acerca el día los críticos redoblan sus tambores de guerra. Sin ir más lejos este martes Juan Mesquida irrumpirá en el campo de batalla socialista presentando en sociedad una plataforma que quiere utilizar como trampolín hacia las primarias. En Ferraz mirarán de reojo ese día hacia el madrileño Círculo de Bellas Artes, igual que el viernes miraron hacia el Sporting Club Casino de La Coruña. Allí Francisco Caamaño, líder del PSOE provincial, le organizó una conferencia a Carme Chacón que provocó rechinar de dientes a más de uno en el cuartel general de Rubalcaba.
Ya no le vale ni emplear a José Antonio Griñán como trinchera. Con la jueza Mercedes Alaya haciendo de las suyas, el barón andaluz está más preocupado por salvar el pellejo en el caso de los EREs que por seguir guardándole las espaldas a Rubalcaba para que no se las acuchillen. Sí, claro que el lunes el presidente del PSOE respaldó el calendario del secretario general al afirmar que las primarias cuanto más cerca de las elecciones generales mejor, pero eso fue antes de que los 51 tomos de instrucción de los EREs comenzaran a caer como maná en las redacciones tras meses de sequía impuesta por el secreto de sumario. Y encima han empezado a circular especulaciones sobre la intención de Griñán de presentar un candidato del PSOE-A para que se bata el cobre en las primarias.
Rubalcaba debe estar harto de recibir besos de Judas. Como los de Patxi López y Eduardo Madina en la Fiesta de la Rosa del PSOE vasco de hace dos domingos. Todo un espectáculo ver al ex lendakari abrazar y elogiar como si nada al hombre al que si puede moverá la silla. Qué sangre fría la suya y qué mala suerte la de su jefe de filas teniendo que cumplir con esa tradición.
Para colmo de males, la quebradiza salud de Rubalcaba vuelve a estar en candelero y le ha obligado en los últimos días a suspender varios actos de su agenda, justo cuando su número dos anda obsesionada con extender sus dominios a costa de los de Soraya Rodríguez. Como si la suerte de ambas no estuviese ligada a la de su padrino.
Viendo los toros desde la barrera, habrá quien se pregunte por qué tantos navajazos para heredar un partido que, como el propio Alfredo Pérez Rubalcaba confesó días atrás al líder del partido griego Syriza, "lo tiene difícil para levantar cabeza".