Adelantándose a lo que pase el 20-D, los populares se tantean estos días, preguntándose unos a otros por quién se decantarían. Ambas saben que a su alrededor brotan las especulaciones.
Antonio M. Beaumont/ Ana I. Martín
El Semanal Digital - 5 de octubre de 2015
"¿Eres de Soraya o de Cospedal?". Como quien no quiere la cosa los populares se tantean estas semanas unos a otros con la pregunta de marras; dando por hecho -acertadamente o no, el tiempo lo dirá- que tras las elecciones generales habrá de salir un nuevo PP con una u otra como protagonista.
Es correr mucho, puesto que la lógica aconseja en estos dos meses y medio que quedan hasta el 20-D ponerse detrás de Mariano Rajoy como en Fuenteovejuna; pero la ansiedad en la que viven instalados los populares hace que muchos caigan en la tentación de adelantar acontecimientos.
Tanto la vicepresidenta del Gobierno como la secretaria general del partido son conscientes de que a su alrededor brotan todo tipo de especulaciones que ni una ni otra quieren regar. Pero lo que sí van haciendo es tomar posiciones para el 20 de diciembre y lo que sea que venga después. Y ambas esperarán acontecimientos desde un escaño en el Congreso.
Cospedal habría hecho las delicias de sus enemigos si hubiera querido dar la batalla por el puesto número dos de la lista electoral que encabezará Rajoy, la de Madrid. No es difícil vaticinar que determinada prensa se habría puesto las botas con el duelo al amanecer entre la secretaria general del PP y la ocupante natural -ya lo fue en 2011- de esa plaza, Sáenz de Santamaría.
Pero no, no les dará esa satisfacción. Cospedal ha preferido dejar el campo despejado a la vicepresidenta y liderar la contienda electoral desde Castilla-La Mancha para resarcirse tras las autonómicas, probablemente como número uno por Toledo, como ya contó El Semanal Digital en septiembre.
El distanciamiento
Es más. Sus últimos movimientos apuntan a un calculado distanciamiento de Rajoy, por quien se ha hecho demasiadas quemaduras a lo largo de la legislatura que está a punto de acabar. Y una de tercer grado, la del caso Bárcenas.
De hecho tras las elecciones catalanas se le ha oído decir en privado que no cree que el candidato -Xavier García Albiol- fuera el equivocado, pero sí los tiempos de su nombramiento. Y ello es una clara enmienda a la estrategia de su jefe de filas que en otro momento jamás habría salido de la boca de la leal secretaria general del PP. Ni siquiera en petit comité.
Después de que Rajoy señalara implícitamente a Cospedal y Carlos Floriano como únicos culpables del resultado de las elecciones municipales y autonómicas, y transcurridos unos meses de paréntesis, la número dos de los populares tenía dos opciones: o ver el tiempo pasar desde la Secretaría General hasta que el año próximo se produzca su relevo de tal cargo en el Congreso nacional del PP; o levantarse de nuevo.
Y ha optado por lo segundo. Cospedal quiere y va a tener un papel fundamental en la confección de las candidaturas de toda España, cuya renovación se está viendo lastrada por Javier Arenas, José Manuel García Margallo y otros intocables, como ya contó este diario; y también lo tendrá en el comité de campaña que dirigirá Jorge Moragas, aún no nombrado formalmente.
Por lo pronto la semana pasada volvió a dar una rueda de prensa en Génova 13 después de nueve meses y ésta la ha empezado presidiendo una reunión del renovado PP de la Comunidad Valenciana, son Isabel Boning a la cabeza.
Y mientras Cospedal marca su territorio en esta precampaña, el de Sáenz de Santamaría se desdibuja. La vicepresidenta está llamada a ser la guardiana de La Moncloa ahora que Rajoy va meterse por completo en modo elecciones, así que a la de Valladolid no le quedará mucho margen de maniobra. Es el pesado traje de la responsabilidad institucional al más alto nivel