Ciclo de Conferencias de la Asociación Cultural Alcorcon Siglo XXI
Premios de Novela Alcorcón Siglo XXI
II Certamen de Pintura Alcorcón Siglo XXI
III Certamen de Pintura Alcorcón Siglo XXI
I Certamen de Pintura Alcorcón Siglo XXI
Conferencia de Ely del Valle en Siglo XXI
Conferencia en Siglo XXI de D. David Pérez García
Conferencia: los excesos de comida en las fiestas navideñas

El escabroso patrimonio del presidente del Congreso saca de sus casillas hasta a sus compañeros socialistas. Aunque, tampoco reparó en los daños colaterales de su exhibición la "vice".  
 
El Semanal Digital - EL RINCÓN DEL DIRECTOR - 2 de mayo de 2010
   
Gozó de una aureola que deslumbró durante casi treinta años de la que no escaparon ni sus adversarios políticos. José Bono, debajo de su sonrisa pública, sin embargo gobernó Castilla-La Mancha con mano de hierro y cuando vio peligrar la hegemonía, no le importó destruir al rival.

¿Cómo no recordar el nauseabundo "Caso del lino", construido de forma tan artificial por Bono, con el inestimable apoyo de su amigo juez Baltasar Garzón, para tratar de destruir la reputación de su adversaria Loyola de Palacio y de un buen puñado de personas honradas con las que se cebaron para que al final, eso sí, demasiado tarde para algunos, la Justicia dijera que eran inocentes?

¿Cómo no recordar también el trato que dio Bono a la oposición en las Cortes castellano manchegas con tal de imposibilitar la alternancia y que llevó a retirar en 1993 las subvenciones al Grupo Popular durante todo un año? Fue un burdo ensañamiento que dejó en el arcén de la vida pública a un buen puñado de valiosos miembros del PP, que al no ser ricos no disponían de medios para ejercer la función política para la que los ciudadanos les habían elegido.

Correoso, populista, maquiavélico, duro de pelar, con más cicatrices que un torero acostumbrado a las capeas de pueblo y con una capacidad de enredo notables, Bono sale ahora en todas las coplas por cuenta de un presunto enriquecimiento irregular. Las sospechas sobre quien vive encaramado a lo más alto de la pirámide del Estado, de apellido socialista y de connivencia capitalista, se multiplican.

Lagarto, lagarto. La declaración pública de bienes de José Bono parece contar con más agujeros que un queso gruyer. Más si cabe desde este domingo, en el que la propietaria de una empresa madrileña de decoración, Cecilia Gómez S.L, en el periódico La Gaceta ha declarado, sin lugar a dudas, que la decoración de dos casas particulares de José Bono, que ella misma realizó, fueron facturadas a la constructora Reyal Urbis, empresa con múltiples intereses económicos en la región donde Bono reina de forma absoluta desde hace casi treinta años.

¡El Bonogate huele a perro muerto! Y ya no sólo Bono debe dar explicaciones, el PSOE también tiene que ponerse las pilas. Porque son ya muchos los dirigentes en Ferraz que menean su cabeza para decir sonrojados: ¡No es esto, no es esto, no es esto!

La tormenta se cierne este mismo martes a la entrada de la Junta de Portavoces del Congreso de los Diputados. La cita es a las 11.30 horas. Tras su peregrinaje por las tierras de Mao, por eso de la Expo de Shanghai, hay una inusitada expectación en medios periodísticos por oír a José Bono después de la tímida caminata del PP la semana pasada hasta la Fiscalía General del Estado.

Con todo, ¿quién puede creer a estas alturas a Don Pepe? La famiiilia, tal vez.

La Moncloa, no apta para cardiacos

El habitual corrillo tras la rueda de prensa del pasado viernes en La Moncloa pasará sin duda a la historia como uno de los más surrealistas vividos. De sopetón, se lió la marimorena. La vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, cogió el fusil y se encaró a la periodista de Libertad Digital TV, Ketty Garat, por acusarle en un vídeo de marginar del turno de preguntas a su medio de comunicación.

Feeling con la prensa, lo que se dice feeling, a De la Vega no le falta cuando actúa entre bambalinas. Pero, ante los focos, en esta ocasión, ha errado en lo que debería ser el comportamiento de un servidor público y ha hecho bueno aquello de "al enemigo ni agua" usado con los periodistas y medios de comunicación desafectos a su causa.

Dicho lo cual, hay que recordar también que la información política debería estar reñida con el frikismo. Cuidado. Convertir la política en espectáculo no responde a las necesidades de una opinión pública libre.