PLIEGAN VELAS
La actitud amenazante que habían mantenido hasta el martes se esfumó con la resaca del severo correctivo que les propinaron los funcionarios. La huelga general se aleja en el horizonte.
El Semanal Digital - Ángel Tejedor - 9 de junio de 2010
El batacazo que se pegaron el martes ha cambiado el paso a los sindicatos. Y el discurso. Hasta el 8-J, Cándido Méndez, Ignacio Fernández Toxo y compañía se mostraban crecidos, desafiantes, casi sin quitarse la palabra "huelga general" de la boca. Pero en 24 horas las cosas pasaron como del blanco al negro. Al negro de la más absoluta de las soledades: hasta CSI-CSIF (convocante de la huelga de funcionarios junto con UGT y CCOO) anunció la ruptura de sus relaciones con los otros dos sindicatos porque dijeron sentirse manipulados.
En medio de la amarga resaca con la que se despertaron este miércoles los líderes sindicales, ya nadie se atrevía a asegurar que habrá huelga general. Se hablaba de hipótesis, de "quizás", de "puede". Y, en todo caso, no antes del verano, según fuentes sindicales consultadas por este periódico. La herida sangrará durante aún bastante tiempo y por eso no conviene mover esa ficha en junio, que era su idea inicial.
En privado ponían septiembre como horizonte. Y daban excusas para justificar por qué no salir a las calles antes del verano. Su planteamiento es el siguiente: la ley les obliga a convocar una huelga general con diez días hábiles de antelación (dos semanas naturales). El decretazo, si es que finalmente se aprueba en el Consejo de Ministros del 16 de junio, no se publicará en el BOE hasta al menos uno o dos días después.
De forma que, con esas dos semanas de margen, ya se meterían en julio. "Y organizar una huelga general con media España de vacaciones es impensable", argumentan. Cualquier cosa antes que admitir que tiemblan solamente con pensar en un segundo pinchazo con apenas semanas de distancia del primero y que sería la puntilla.
Entretanto, el Gobierno, que desde el martes se siente más legitimado que nunca para aprobar la reforma laboral de forma unilateral, sigue estirando los plazos para no tener que optar por esa vía. Este miércoles se celebró la que debía haber sido la última reunión con los agentes sociales antes del Consejo de Ministros extraordinario de la semana que viene. Pero por la mañana Celestino Corbacho le comunicó al portavoz de ERC en el Congreso, Joan Ridao, que apurarán los plazos hasta el domingo.
Después, lunes y martes -el Consejo de Ministros es el miércoles-, el Ejecutivo se dedicará a sondear a los demás partidos en busca de apoyos parlamentarios, puesto que el decreto del Gobierno deberá ser convalidado por el Pleno del Congreso. Los socialistas centrarán sus esfuerzos, en primer lugar, en los partidos que con su abstención permitieron que el tijeretazo pasara hace un par de semanas el tamiz del Pleno por sólo un voto de margen: CiU, que ya se ha mostrado dispuesto al entendimiento, Coalición Canaria y UPN. Y, en segundo lugar, en el PNV y ERC.
Al PP lo dan por imposible. De hecho, este miércoles Mariano Rajoy se quejaba de que José Luis Rodríguez Zapatero le había mantenido totalmente al margen de sus planes sobre el nuevo marco laboral. A la salida del hemiciclo, el presidente le replicaba: "Sabe lo que tiene que saber". Durante el transcurso de la mañana, el coordinador de Economía de los populares, Cristóbal Montoro, recibió una llamada del Gobierno avisándole de que en breve le citarían para una reunión sobre el asunto. Pero en el PP no confían en poder llegar a acuerdo alguno.